Escribe Mª Teresa Álvarez, periodista.
Recuerdo que a finales de los setenta en el Centro Territorial de TVE en Asturias, donde yo trabajaba, al llegar la Semana Santa siempre nos desplazábamos a los mismos lugares: Luarca, Villaviciosa y Candás. No era una elección arbitraria. La realidad se imponía; en las tres localidades los desfiles procesionales se seguían celebrando como siempre lo habían hecho. Es posible que la Semana Santa en cada una de estas villas esté tan identificada con su historia y con la personalidad de sus habitantes que resulta de todo punto imposible pensar en suprimir sus manifestaciones.
En el caso concreto de Candás, sería impensable imaginar que las gentes de esta villa pudieran aceptar una Pascua de Resurrección sin la procesión del Encuentro o un Sábado Santo sin el canto de la Salve Marinera.
Independientemente de las creencias religiosas, el canto de la Salve a la Virgen del Rosario, Patrona de la Cofradía de Pescadores, es emocionante por lo que en sí significa y porque también los corazones se conmueven al pensar que hace más de cien años los marineros de Candás ya elevaban esta misma plegaria al cielo. Se cuenta que, a veces, llegaban de la mar y sin pasar por casa acudían a entonar la Salve. Es la noche en la que Jesús está muerto y los marineros de Candás se turnaban para velar al lado de la Virgen, su Estrella de los Mares, en un intento de mostrarle su cariño y hacerle más llevadera la pena.
Idénticas emociones despierta la procesión del Encuentro. Pero en la mañana del Domingo de Resurrección los sentimientos son de alegría, de alborozo. Aunque aún tiemble en el aire el temor a que el velo, que cubre el rostro de María, no salga limpiamente en la tercera reverencia de la Virgen, al encontrarse con su Hijo.
Fervor de un pueblo que reza en su Semana Santa. Religiosidad, tradición y también belleza. Desde hace unos años en Candás existen las cofradías; Nuestra Señora de los Dolores y Virgen del Rosario. Cofradías que, cumpliendo con su misión, proporcionan una mayor brillantez y belleza a los desfiles procesionales. Y que también potencian otro tipo de belleza
Una belleza que se manifiesta en el mensaje del pregón que cada año abre las celebraciones. Una belleza presente en los contenidos de las narraciones que sobre la Semana Santa concurren al premio de Relatos Cortos. Una belleza reflejada en la pequeña revista que en cada edición intenta superarse. Una belleza emocionada en las distintas melodías del Triduo Musical que predisponen a vivir con fervor la Pasión del Señor.
Como decía el papa emérito, Benedicto XVI, el arte y la belleza nos abren un camino que conduce y facilita el encuentro con Dios.
Fuente: Archidiócesis de Oviedo
En Candás, la Semana Santa nunca fue una semana cualquiera. Los días que los cristianos celebran la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, desde el Domingo de Ramos al Domingo de Pascua, tienen en Candás un sabor especial, anclado en la idiosincrasia de un pueblo marinero, como el candasín. Y es que Candás es uno de los pocos sitios de Asturias en los que la Semana Santa nunca dejó de celebrarse, con sus propias tradiciones locales.
No en vano, el patrón de Candás es el Santo Cristo, y su Madre es la patrona de la cofradía de Pescadores de Candás, Nuestra Señora del Rosario. En la tarde del Sábado Santo, la imagen de la patrona es sacada en procesión, la cabeza cubierta con un velo negro, enlutada por la muerte de su Hijo. El pueblo candasín acompaña a la Virgen por las calles de Candás mientras se reza el Rosario. Al llegar ante el antiguo Ayuntamiento, la comitiva se detiene y el pueblo canta a la Virgen la “Salve Marinera”, sin duda uno de los momentos más emocionantes de la Semana Santa.
Tras este conmovedor homenaje, la madre del Salvador es llevada hasta la Cofradía de Pescadores, en el muelle, donde pasa la vigilia, acompañada por miembros de su cofradía. Del mismo modo que fueron acompañadas en su dolor tantas madres de pescadores que no volvían de la mar: Candás hace suyo el Misterio, convirtiéndolo en íntima devoción popular. Al día siguiente, Domingo de Resurrección, se vive otro de los momentos cumbre de la Semana Santa candasina: la procesión del Encuentro. Jesús Sacramentado es sacado en procesión, y hacia Él es llevada la imagen de Nuestra Señora. Cuando Madre e Hijo se encuentran, la imagen de la patrona se inclina tres veces ante el Sacramento, y a la tercera le retiran con una pértiga el velo que cubría su cabeza.
El éxito de esta maniobra se consideraba tradicionalmente un buen augurio para la pesca durante todo el año. La Resurrección del Salvador hace del Domingo de Pascua una fiesta familiar, de reencuentro y de alegría. Ligada a la Semana Santa hay una suculenta tradición: el Domingo de Ramos padrinos y madrinas reciben la palma bendecida de sus ahijados y ahijadas, a los que regalan “el bollo”, hecho de marañuela, y de un peso aproximado de un kilogramo. Semana Santa era el único momento del año en que se preparaba esta deliciosa receta: por eso, en Semana Santa Candás “olía a marañuela”. Aunque en la actualidad se elabora durante todo el año, amparada bajo la marca “Alimentos del Paraíso Natural”, que garantiza su calidad. Tras dos años de suspensión forzosa por la pandemia, la celebración de la Semana Santa de Candás vuelve a resurgir, con renovada piedad y fervor.
Fuente: La Nueva España